¿Cuál es tu historia? ¿Dónde naciste? ¿Te mudaste alguna vez? ¿A qué escuela vas? ¿Quiénes son tus amigos? ¿Y tus amigas? ¿Qué libro te gusta leer una y otra vez?
Cada persona tiene su historia. Aún perteneciendo a la misma familia y compartiendo muchos momentos, cada persona es diferente. Por eso, cada historia es única.
Sin embargo, nuestras historias están conectadas. Así como un puente une dos caminos, nuestras historias están conectadas por otra historia: una historia milenaria que, aunque siempre sea la misma, cada año nos parece diferente. La Torá es el texto sagrado del Pueblo Judío. En ella están escritas las más sorprendentes historias que podamos leer. Cada Shabat, leemos un fragmento de la Torá, al que llamamos Parashá. Así, semana a semana descubrimos un nuevo fragmento hasta completar la lectura del texto entero. Y luego, volvemos a empezar. Lo más emocionante se produce cuando leemos por segunda o tercera vez el mismo fragmento porque en cada oportunidad lo entendemos de otra forma. Y esto no es porque el texto cambió sino porque los que cambiamos año a año somos nosotros, los que leemos el texto.